sábado, 7 de septiembre de 2013

Las biografías de Maisie Ward (2)

De Return to Chesterton, Maisie Ward decía que le llevó más tiempo que la extensa biografía previa. La podemos creer porque contiene multitud de datos de personas que conocieron a Chesterton que, por lo que se ve, la autora fue visitando para preguntarles por sus recuerdos y para pedirles acceso a las cartas que intercambiaron con él. También consultó artículos y libros nuevos que habían salido entre tanto, como Those Days (1940), recuerdos de E. C. Bentley (1875-1956), amigo de toda la vida de Chesterton. Incluyó además poemas rápidos y dibujos humorísticos que Chesterton escribió o hizo para sus amigos y conocidos. Todo este trabajo, al que hay que unir las cartas que recibió con puntualizaciones a lo que decía en la primera biografía, le hace también rectificar algunas de sus afirmaciones anteriores.

Su libro sigue ordenadamente la vida de Chesterton: como niño, como joven, como recién casado, etc. En particular, son muy interesantes tanto el capítulo que dedica a las secretarias que tuvo Chesterton, como el que narra las relaciones que Frances y él tuvieron con niños, familiares e hijos de amigos, a lo largo de su vida, con especial atención a la familia Nicholls, vecinos de los últimos años. Aquí hay muchas consideraciones de interés acerca del mundo de los niños y de la literatura infantil, que con tanta brillantez expondrá en sus libros y artículos. Por ejemplo, Ward recoge un poema que escribió en un libro que regaló a un niño donde afirma:

«Leerás las críticas y los panfletos
de los pedantes: no creas nada
que no se cuente bien con dibujos».

Una de las cosas más interesantes de los libros de Ward es que no teme señalar aquellos momentos o puntos en los que piensa que Chesterton se confunde. En su primer libro decía que su afición por las bromas en ocasiones le hacía consentirse comentarios por debajo de su ingenio; y también apuntaba que, a veces, su falta de puntualidad o el hecho de dar una conferencia sin hablar para nada del tema anunciado, podía exasperar a los organizadores e irritar a una parte de sus oyentes.

Pero, sobre todo, donde Maisie Ward acierta de lleno es en cómo algunas distinciones que hacía Chesterton entre lo masculino y lo femenino, tan agudas y certeras, no todas las mujeres las pueden aceptar sin discusión e incluso sin protesta. La misma Maisie Ward —cuyo testimonio es especialmente valioso porque ve a su biografiado con simpatía y admiración, y eso la predispone a reconocer la justicia de lo que dice, y porque es una mujer que habla desde la propia época del mismo Chesterton, y eso significa que no tiene la actitud de quien se siente autorizado a dar lecciones a sus antepasados—, señala que Chesterton generalizaba en exceso al hablar de la forma de ser real y de la forma de ser ideal de las mujeres…, pues opinaba pensando en su propia esposa. Así, entre otros ejemplos, indica que veía las charlas sobre cuestiones políticas, y el oficio propio de la política, como algo característico de hombres y algo profundamente aburrido para las mujeres, porque así era para Frances.

Maisie Ward. Return to Chesterton (1952). London and New York: Sheed & Ward, 1952; 276 pp.