domingo, 7 de julio de 2013

El síndrome de Babel

Abraham Skorka: «En la literatura rabínica se pregunta qué es lo que no le gustó a Dios en la torre de Babel. ¿Por qué frenó la construcción confundiendo las lenguas? La explicación más simple de la lectura del texto es porque esas construcciones que trataban de llegar a los cielos eran parte de un culto pagano. Implicaba un acto de arrogancia con respecto a Dios. El midrash dice que a Dios le molestó que a los constructores de la torre les importara más perder un ladrillo que si desde semejante altura se cayera un hombre. Eso es lo que pasa hoy, es el juego entre el don y la tarea. El equilibrio tiene que ser exacto, el hombre tiene que progresar pero para volver a ser hombre. Si bien el que sembró y generó todo es Dios, el centro de lo material y de la gran obra divina es el hombre. En la realidad que estamos viviendo lo único que importa es el éxito del sistema económico, y lo último que importa es el bienestar de todos los hombres».

Jorge Mario Bergoglio: «Lo que usted dijo es genial. En el síndrome de Babel no está solamente la postura constructivista, sino que también aparece la confusión de lenguas. Eso es típico de situaciones en las que se da una exageración de la tarea, ignorando el don, porque en ese caso el puro constructivismo lleva a la falta de diálogo, que a su vez conlleva la agresión, la desinformación, la crispación…»

Jorge Bergoglio y Abraham Skorka. Sobre el cielo y la tierra (2010). Barcelona: Debate, 2013; 224 pp.; edición a cargo de Diego F. Rosemberg; ISBN: 978-8499923369.